miércoles, noviembre 08, 2006

(señaléctica)

Recordaba el silencio de los días de lluvia. La furia del agua contra el asfalto. La humedad en los bajos de su pantalón, los zapatos mojados, el frío en los pies, nadie en la calle, demasiadas palabras. Recostado en el asiento trasero del autobús, la mirada sobre nada concreto: la lluvia, el mar y los perros. El frío en los pies. El olor a tabaco. El calor del abrigo. La ciudad efervescente.

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