lunes, julio 23, 2007

(adivinanzas)

Cuando tu madre se convierta en un señor de Hamburgo
¿Qué harás tú que eres de Cuenca?

lunes, julio 16, 2007

la gauche divine

La ruptura entre generaciones es una realidad que se da en todos los paises de Europa occidental, pero en Francia parece particularmente profunda. Una de las razones es ésta: la destrucción de las culturas populares y dialectales, de toda esa parte de la experiencia humana que se transmite de forma oral y en gran medida en familia (...) la erradicación de los supuestos "dialectos" abrió una enorme fosa cultural entre una generación y la siguiente: los padres hablaban una lengua, desvalorizada y menospreciada, y los hijos otra, encomiada como lengua de la cultura y de la civilización (...) y no hay nada que recuerde a sus hijos que la primera generación supo, en condiciones difíciles, conquistar su dignidad a través de la lucha. La ruptura entre generaciones también se sitúa allí.
(...)
La ruputura entre la juventud precarizada y en paro de orígen inmigrante y los trabajadores franceses tiene raíces históricas. La adhesión de estos últimos a los valores nacionales a través de los partidos de izquierda se efectuó, sin duda, en detrimento de la solidaridad con los oprimidos de las colonias (...) el PCF no sostuvo jamás la perspectiva de la independencia argelina, llegando hasta el extremo de votar los plenos poderes al gobierno de Guy Mollet en 1956 (lo que implicaba entre otras cosas otrogar poderes policiales al general Massu). Con el pretexto de combatir el imperialismo norteamericano, el PCF avalaba el imperialismo francés.

Esa misma izquierda depositaria del universalismo republicano, que salió a la calle como un solo hombre tras los nueve muertos del metro de Charonne en enero de 1962, no movió ni un dedo por los centenares de víctimas de la brutalidades policiales de octubre de 1961. Y participó en la conspiración de silencio que durante una veintena de años enterró a aquellos pobres desgracdiados bajo la capa de plomo de una omertà de lo más republicana.

(...)La izquierda, tanto en Francia como en toda Europa, no es más que la heredera de un siglo de cobardías, mentiras y traiciones. La izquierda destruyó las esperanzas del 68, al hacer regresar a la melancolía cotidiana a diez millones de huelguistas salvajes y aniquilar la perspectiva de un cambio radical en este país de mierda. La izquierda no es la solución al problema, sino parte de él, porque además de no haber sido nunca revolucionaraia, ni siquiera tiene ya medios de ser reformista y se conforma con agitar espantajos para movilizar a sus tropas. Cerrarle el paso al FN se convirtió así, durante los brillantes años del miterrandismo, en el argumento supremo (...) El colmo se alcanzó con el psicodrama electoral de la primavera de 2002. Entre ambas vueltas de la elección presidencial quedó prohibido abrir la boca para otra cosa que no fuera llamar a votar a Jacques Chirac a fin de cerrarle el paso a Jean-Marie Le Pen. Cualquier veleidad de debate (y en particular meterles las narices en la propia mierda a los popes de la izquierda) tropezaba invariablemente con aquella consiguan única, repetida hasta la náusea, y todo aquel que intentase abrir un verdadero debate era acusado de complicidado objetiva con el fascismo. Dicho de otra forma: no hizo ninguna falta que Le Pen saliera elegido para que la libertad de expresión desapareciera: era ya cosa hecha.

(...)Después del FN la República ha descubierto otro pelibro en casa: ¡el integrismo musulmán! Según la probada táctica del señuelo, la cuestión planteada por la revuelta endémica de los jóvenes inmigrantes se desplaza hacia la de la laicidad en peligro. (...) Ninguna persona de buena fe puede dudar de que los integristas musulmanes no han tenido nada que ver con la revuelta del otoño de 2005, y los informes de la policía política desmienten a su ministro sobre este particular.

(...) De lo que se trata, frente a los falsos debates sobre la integración del Islam en la República, es de criticar a ambos por igual. Y la exigencia de renunciar a las lilusiones religiosas y políticas sobre la condición de cada cual se presentará entonces como la exigencia de renunciar a una condición que requiere ilusiones. Ka crítica del cielo se transformará así en crítica de la tierra, y la critica de la religión en crítica del derecho, así como la crítica de la teología en crítica de la política. Lo demás no es más que bla, bla, bla, identitario o ciudadanista.

Alèssi Dell'Umbria
"¿Chusma? A propósito de la quiebra del vínculo social, el final de la integración y la revuelta del otoño de 2005 en Francia"
Ed. Pepitas de Calabaza.

C'est de la racaille ? Eh bien, j'en suis !

La cuestión de la vecindad es, a todas luces, fundamental. El vecino es, de forma inmediata, el Otro. Y si las condiciones de convivencia en los suburbios no facilitan la vecindad, es porque este tipo de hábitat ha sido expresamente concebido para impedirla. Cuando se examina de cerca la historia de la política de la vivienda social en Francia, se constata desde un principio esa voluntad de imposibilitar cualquier forma de aglomeración, de solidaridad y de proximidad entre los habitantes.

Podría decirse que la política de la vivienda nace con la ley Siegfried, en 1895, destinada a facilitar el acceso de los obreros al domicilio particular y suprimir cualquier forma de promiscuidad. El objetivo de la misma estaba fijado con claridad: "Un obrero propietario, ahorrador, previsor, definitivamente curado de las utopías socialistas y revolucionarias, y arrancado de manos del cabaret" (...) Georges Picot (...) fue de una claridad meridiana en lo referente a impedir las relaciones de vecindad en aquellos barrios obreros:

"Pasillos y corredores serán proscritos con la ieda de evitar todo encuentro entre los inquilinos. Los rellanos y las escaleras, plenamente iluminados, habrán de considerarse como la prolongación de la vía pública"

(...)Los individuos engullidos por la espiral del salariado podían adaptarse muy bien a aquella marginación lejos de la ciudad. Sin embargo, cuando a partir de los años setenta el sistema fordista de pleno empleo empezó a dar las últimas bocanadas y numerosos jóvenes nacidos en su seno se encontraron oxidándose delante de los portales de los inmuebles, se impuso una evidencia suplementaria: aquellas ciudades-dormitorio no habían sido diseñadas para otra cosa que el reposo del asalariado. Cualquier otra forma de vida -en contraste con el tejido complejo y variopinto que había caracterizado a la ciudad- era allí rigurosamente imposible. Los Dr. Strangelove del urbanismo funcionalista, que planificaron la zonificación del espacio y, por tanto, la desintegración de la ciudad, no dudaron de que todo el mundo, una vez traspasado el umbral de la cabaña que le había sido asignada por el plan, tendría la docilidad d epermanecer en ella. A partir de mediados de los años 70, las bandas de "delincuentes juveniles" ridiculizarían tan totalitaria pretensión.

Es preciso apuntar algo más en el haber de la juventud rebelde de los suburbios pobres: fue ella la que denunció en actos, no sólo las urbanizaciones sino el urbanismo en cuanto tal. La expresión "el malestar en los suburbios" es muy floja, pues de lo que se trata, en realidad, es de la infinita frustración de los jóvenes marginados (...)

De lo que se trata entre otras cosas - si lo que se pretende es hacer justicia a esta revuelta de los marginados- es de una crítica del urbanismo; comprendido ante todo como técnica de marginación y de asilamiento, como organización jerárquica y autoritaria del hábitat humano.

Alèssi Dell'Umbria
"¿Chusma? A propósito de la quiebra del vínculo social, el final de la integración y la revuelta del otoño de 2005 en Francia"
Ed. Pepitas de Calabaza.

jueves, julio 05, 2007

(happy house)

polvo de siglos

un robot

dos dinosaurios

viento afuera

sol afuera

por la ventana
la canción de las maestras

alabama chrome

Y levantó la mirada y preguntó
cual es la droga del verano

en su cabeza enfermedad

en la mía cien tornados

(fyodor era epiléptico)

(yo soy desordenado)