Cuando recogía flores tenía siempre muy presente que no debía abrir la boca. Sólo a ratos me entraban ganas de cantar. Pero apretaba los labios y asfixiaba la canción. Por mis labios salía entonces un zumbido y yo miraba alrededor por ver si mi zumbido atraía a alguna abeja. Pero no se veía ninguna abeja en varias leguas a la redonda.
Y yo quería que viniera alguna. Y seguía zumbando para mostrarle que no podría meterse en mi boca.
(Herta Müller: "En tierras bajas")
miércoles, junio 20, 2007
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