lunes, agosto 11, 2008
Un cisma irreconciliable divide nuestro país desde hace siglos, sembrando sus campos con desdicha. Las dos facciones matan y mueren por la correcta grafía del apellido del ilustre Josep Maria de Segarra, que algunos herejes escriben Sagarra. Yo, para escapar de tan funesto círculo, me hice de Narcís Ollé, que algunos herejes escriben Oller.
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