viernes, agosto 04, 2006

la verdad sobre topos y erizos

Es hora de contar la verdad.
Mi nombre no es César.
No soy un erizo. Soy un topo.
Un topo punk.
Adopté su nombre y su foto, César existe realmente, pero no soy yo.
Podéis encontrarlo aquí: http://www.bkbono.com/rockdelux.htm
Ahora os hablaré de mí.
Mi nombre es Floreal. Topito Floreal. Nací en los primeros 70, cerca del centro del universo, en la gran urbe de Reus. Mi padre era un chino y mi madre libertaria. Yo salí tonto. De pequeño me caí en una marmita de masclet y me volví niño prodigio. Mi único defecto es una adicción residual al plim y la costumbre de partir avellanas con los dientes. Ya lo dice el refrán: “puedes sacar al topo del corazón de un avellano, pero no puedes arrancar el avellano del corazón de un topo”. Desde pequeño, tras el ‘incident masclet’, me dediqué a fabular acerca de los misterios del universo. Como cualquier niño traté de ser futbolista, pero no sabía escupir. Mi mamá me regañaba y me ponía la camiseta perdida de lamparones. Pollos con guarnición. Estudié en el instituto topológico Reus III, que actualmente lleva el nombre de un admirable alcohólico suicida. Seguí sus pasos hasta donde mi hígado siguió. Pero el Plim tiraba mucho, y vomito nada más ver las etiquetas del vermut miró. Estudié una y mil cosas, entregado siempre a mis teorías y figuraciones. Añoro aquellas tardes en que hablaba de mis cosas con mi barman de cabecera, el Perro Antonio, y con su madre, la Perra Juli. Y la fiesta de la boda de la infanta. Me bebí treinta cervezas. Antonio se conformó con que le pagara en azucarillos. Pero el barbas de la barra me las cobró una por una. Poco después me marché de la ciudad. Agobiado por el bullicio de la metrópoli, por la inmensidad de saberse una minúscula partícula de ser en la ciudad capital del mundo, me desplacé a la tranquila Barcelona. Una pequeña villa cien kilómetros al norte. Allí traté de abrirme paso entre mentes obtusas y encerradas, que no atendían a mis cavilaciones. En vano les hablé una y mil veces de su error. Ellos no son la capital. Ni tienen botiguers ni catequistas, ni carreras de sacos con un saco de avellanas.
En el siguiente capítulo expongo lo que considero mi obra magna: Apuntes sobre la ley de la gravitación universal.

1 comentario:

el erizo césar dijo...

pos no, tienes razón, no soy un topo de krahe, soy un topo petardo-libertario que descubrió y dio buena cuenta de océanos y praderas varias, sí que es verdad...