lunes, agosto 14, 2006

también los ángeles comen judías

Bud Spencer regresa del espacio a bordo de un gigantesco cerdito nodriza. Depositado en una pequeña casa frente a un lago de la Bélgica perdida, pasará el resto de sus días en una mecedora. Junto a su hermano gemelo vigilará la superficie de las aguas, esperando cualquier cosa que llegara caminando sobre ellas. Da igual lo que sea. Una chica pálida, una nube, una fiera, un cura o un tractor. Cualquier cosa procedente de la otra orilla. La orilla donde nunca han estado.

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