miércoles, abril 26, 2006

Pangea

Una silla de despacho, cristales sucios, veo mi casa, edificio Montoya, tristeza chicle de fresa, no funcionan las alarmas de incendios, mejor así, el magma en mi cabeza y la deriva de los parietales, abriré mi cerebro nodriza, poblaré los bosques primigenios de animales insensatos: pelo negro y catorce dioptrías. Tanto tiempo esperando el meteorito, el eje basculante, la confirmación de que la Tierra es una mesa camilla y la mano celestial que la barre y nos arroja al suelo. Todo mezclado: asesinos, monjas, dinosaurios, trilobites, funcionarios y migajas. No me acostumbro a la deriva de los continentes. Me asusta la velocidad. Vértigo, náusea, biodramina. Aviones ajenos a todo y la maldita red que se colapsa. Informáticos. Olor a sofrito y birrucha. Inspectores molotov: medidas contra incendios. Un milagro, una cordillera, una extinción en masa a media mañana mientras cruasán y café y marca. Cielo pide luces bajas, te quiero tanto, te partiría la cara, le prenderé fuego a la cuerda, ahorcaré a los domadores, ahorcaré a las fieras, ahorcaré a la orquesta y al maestro de ceremonias. Cada murciélago en su viga. Imperceptiblemente acentuar la lejanía. Fallas, fosas, volcanes, submarinos, océano, Himalaya. Interferencias de onda corta, código morse, criptografía, criptotristeza, criptorabia, criptocaos, criptozen. Margaritas de madera y un calendario de propaganda. Cargadores para nokia. Hora del almuerzo. Mala noche en la oficina.

1 comentario:

Mr Towers dijo...

Impressionant pangea. Sempre m'ha semblat que el mon és mou un punt massa ràpid pel meu gust. Tanta dinàmica destorba la serena contemplació de l'estètica.