martes, junio 13, 2006

the moon looks down and laughs

Recuerdo la noche en que un chico blanco se quedaba por allí sólo para fastidiarme. Cuando yo empezaba a cantar Strange Fruit él empezaba a hacer ruido, golpear las copas, llamarme negrita e insultar a todos los cantantes negros.
Después de dos funciones así, estaba dispuesta a a abandonar. Sabía que de lo contrario, la tercera vez que ocurriera le arrojaría algo a la cara a ese cretino e iría a parar a una cárcel de San Fernando, estilo rancho. No tenía ni quince centavos encima y no sabía cómo saldría del valle, pero estaba decidida a largarme.
Entonces intervino Bob Hope. Se acercó a mí, bendito sea, con Jerry Colonna y Judy Garland. Nunca olvidaré esa noche.
-Oye, tienes que salir y cantar –dijo Hope-. Si ese hijo de puta dice algo yo me ocuparé de él.
Hice lo que me dijo y él también lo hizo. Aquello se convirtió en un auténtico revoltijo. Cuando el chico empezó a molestar, dejé de cantar y Bob entró en escena. Intercambió insultos con el cretino hasta que le pareció que éste tenía suficiente. Cuando Bob acabó con él volví a cantar.
Después del último bis, el público rugía y aplaudía a rabiar. Bob Hope me estaba esperando en el comedor, con una botella de champán en un cubo con hielo. No me gustaba el champán pero esa noche bebí. Tras echar un par de tragos, paseé la mirada a mi alrededor y vi que todos los espejos temblaban, que las arañas de las luces oscilaban.
-Hombre, esto si que es fuerte –le dije. Cogí la copa y la levanté para brindar con él. Tuve la impresión de que estaba algo pálido-. Oye, Bob, yo no suelo beber demasiado y este se me ha subido a la cabeza.
Él me miró asombrado y dijo:
-¿No sabes que acabamos de sufrir uno de los peores terremotos que ha habido por aquí?

Billie Holiday
(Lady sing the blues)

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